Atacar desde el victimismo: la estrategia TERF a señalar su odio
Este lunes 10, participé en una mesa de debate en la que señalamos las violencias de grupos de odio, ¿su respuesta? Acosar a Luisa Cantú
Cuando escribimos de campañas coordinadas en redes sociales no siempre estamos hablando de bots, ni de oficinas en un edificio moderno con decenas de empleados manejando cada uno decenas de cuentas medianamente “reales”, ni siquiera de grupos de WhatsApp desde los que se pide “apoyar” algún tuit o acosar a alguien.
A veces, las campañas coordinadas tienen mecanismos orgánicos: como ocurre con la viralización de un video o un meme, algo nos llama y nos sumamos a incrementar el alcance de un tuit o el enojo de una persona. Cuando estas campañas, además, están coordinadas por grupos de choque con ideologías cerradas y contestatarias, esas campañas pueden tardar un poco en arrancar, pero pueden ser brutales.
Eso último es lo que vimos quienes participamos en la mesa de Canal Catorce, organizada por Luisa Cantú, sobre la “Cultura de la cancelación”: ¿la justificación del ataque? Señalar el discurso de odio de la transfóbica de tiempo completo y a veces escritora, Carolina Sanín.
Resumen de una participación ansiosa
Una semana antes de la mesa, me escribieron del equipo de producción de Canal Catorce para invitarme a su programa “Polémica en redes”. Conozco el trabajo y profesionalismo de Luisa Cantú, así que acepté, aunque me preocupaba mucho que tanto el nombre del programa como el tema de la mesa nos llevara a discutir algo que no existe (no como lo presentan los medios) y que perderíamos la oportunidad de hablar de los fallos de nuestro trabajo periodístico, de las trampas retóricas de la derecha para despolitizar una herramienta de denuncia histórica, y de los límites —lamentablemente no tan claros— entre “libertad de expresión” y discriminación y discurso de odio.
Pasó justo lo contrario y fue tanto por el gran trabajo de moderación y de profundidad de Luisa Cantú como de mis compañeras de mesa, Arantza García y Daniela Pastrana. Pasamos de largo los temas en los que otras mesas se entretendrían y fuimos de lleno a los fallos del Estado para garantizar seguridad y justicia para grupos vulnerados, en la importancia que tuvo un tipo de activismo digital y social específico (como #MeToo), y el giro que, desde 2018, ha tenido el término en Estados Unidos y cómo llegó a México: como un mecanismo de impunidad que distrae de los señalamientos específicos y no hay “masas de personas anónimas buscando venganza”, sino reparación específica y asunción de responsabilidad.
Me hubiera encantado quedarme conversando con las tres participantes, pero había tenido un día particularmente largo y difícil en la oficina, así que me fui temprano y directo a casa. Al día siguiente comenzaría todo.
Acosos conocidos y victimismos cansinos
Al día siguiente comenzó, como por goteo, una campaña de acoso no contra todas la personas que estuvimos en la mesa (o contra mí, por ser la única persona trans), sino contra Cantú.
La narrativa, impresionante por lo parca, era que todxs participamos en difundir “discurso de odio” contra las feministas “críticas de género” que tienen “posturas que cuestionan el dogma cuir” (o cualquiera de los fraseos cansados y repetidos hasta el cansancio por las 10 o 15 cuentas transfóbicas que quienes monitoreamos o hemos sido víctimas de acoso digital conocemos plenamente).
https://twitter.com/FridaMendoza_/status/1646311763141353472
Las exigencias del mismo grupo de transodiantes misóginas de siempre se centró en dos elementos: que la pieza introductoria del programa equiparara el discurso de Sanín con el de racistas declarados, y en la supuesta “ironía” de que las mismas personas que en septiembre del 2022 nos organizamos para exigir una respuesta clara de Capital 21 sobre el discurso transfóbico espetado en su canal gracias a Renata Turrent y sus invitados transodiantes
Más que desmentir o desarticular aquí las mentiras y obvias falacias de su berrinche (ya lo hice en Twitter), creo necesario y urgente ampliar lo que no se puede leer como otra cosa más que una amenaza.
https://twitter.com/zorroconlentes/status/1646538888700219400
Dana Corres, conocida transodiante dentro de Morena y quizá una de las transfóbicas más conocidas en Twitter, escribió este tuit el mismo miércoles, cuando el acoso contra Cantú y su equipo de producción de Canal Catorce estaba ocurriendo de lleno:
Este tipo de campañas y amenazas no son novedad: es parte de la estrategia general de los grupos feministas transodiantes alrededor del mundo. Como apunta Ruby Ahmad en White Tears/Brown Scars, la victimización de las mujeres blancas es parte central del apuntalamiento de una cisnorma blanca supremacista.
No importa cuántos matices y a cuánta profundidad hubiéramos discutido el tema en el programa, los grupos transodiantes se valieron de un fragmento de 10 segundos para llamar a una “rendición de cuentas” de Luisa Cantú y su producción porque, dicen, es “discurso de odio” nombrar claramente y sin guiños transfóbicos su estrategia discursiva y política.
Estos grupos, y en particular sus personajes más visibles, saben que no pueden pagar el costo político de decir en público lo que dicen en privado: Laura Lecuona sabe que no puede decir, como lo hizo en una reunión privada de grupos transfóbicos, que “nos niega la existencia” a las personas trans. Dana Corres sabe que no puede decir explícitamente que las mujerer cis aliadas como Luisa Cantú o Arantza García son “traidoras a su género”, como lo ha hecho la nazi inglesa Kellie Jay Keen.
Lo que pasó esta semana no es un hecho aislado, no va a ser la última vez que lo hagan, y, tampoco, será la primera ni última vez que los contados espacios abiertos para las disidencias sexogenéricas sean amenazados por grupos odiantes. Ojalá les quede claro que nunca más vamos a permitirlo.